Diario de un Skrull: marzo 2007

Esta carta la he sacado de Zona Negativa y esta hecha por Víctor Aguilera que ha hecho una gran carta y ha conseguido emocionarme pero que como siempre los Deceistas han criticado por lo que la expongo y le digo a estos que se metan Sandman por el culo.

Querido Capitán:
Escribo esta carta sabiendo que no vas a poder leerla. El mundo entero llora hoy tu muerte, pero los que te conocimos sabemos que no te has ido del todo, y tenemos la esperanza de que un día vuelvas, ondeando esa bandera que con tanto orgullo defendiste durante toda tu vida.
Parece mentira que tanto tiempo haya pasado desde que te criaste en aquellas callejuelas de Manhattan. Los que te conocieron entonces ya decían que eras un muchacho especial. El hijo de Rogers, el muchachito debilucho, concienzudo, que no desaprovechaba una oportunidad de echar una mano cuando alguien lo necesitaba. Siempre fuiste un joven educado y recto. No te gustaba mucho estudiar, pero tú creías que podrías ayudar al mundo de otra forma. Y entonces estalló una terrible guerra, y cuando viste el sufrimiento que padecía Europa a manos de un tirano, decidiste alistarte.
Aún recuerdo la pena con que tus padres recibieron la noticia de que te habían rechazado. “Demasiado enclenque”, decían. Pero tu cabezonería pudo más que sus prejuicios, y tu orgullosa valentía los convenció de que tú eras la persona adecuada para su proyecto secreto.
“Te convertiremos en el soldado perfecto”, dijeron, e inyectaron extrañas sustancias en tu cuerpo que te convirtieron en un hombre perfecto. Ahora, tu espíritu luchador estaba envuelto en un cuerpo que le hacía justicia. Y así, armado con tu nuevo poderío y tu valor, te enfrentaste al opresor por primera vez como el Capitán América. Tu escudo detuvo muchas balas, y se convirtió en el símbolo de unos hombres valientes cuando más lo necesitaban. Así conociste al que se convertiría en algo más que un simple compañero, Bucky, y a unos aliados formidables que, como tú, eran más que hombres. Los Invasores, os llamaban en las trincheras, y así es como pasásteis a formar parte de la historia. Pero la tragedia se cebó contigo, Steve, y los planes de un nazi loco acabaron con Bucky y te desterraron al olvido durante años.
Hasta que un hombre de hierro te despertó. Y llegaste a un mundo que no era el tuyo. Un mundo nuevo, lleno de maravillas, pero también lleno de nuevas y terribles amenazas. Parece que el terror de la guerra había sido olvidado, y de nuevo uniste fuerzas con gentes extraordinarias para defender la libertad, tu amada libertad. Tu amable sonrisa y tu decisión inquebrantable
Este mundo feliz consiguió lo que no pudieron hacer las balas y las bombas. Te derrotó. El mal había corrompido tu sueño, abriéndose paso hasta las entrañas mismas de la nación que te daba nombre. Tiempos duros aquellos, en los que abandonaste tus colores sin abandonar a tu gente, por la que seguiste luchando a pesar de tu crisis de fe.
Pero el tiempo lo cura todo, ¿verdad?, y pronto volviste a vestir tu bandera y a encabezar a los héroes al fin del milenio. Fueron tiempos extraños, en los que incluso estuviste a punto de morir. Sólo la sangre de tu némesis pudo salvarte, qué ironía. La llegada de una nueva era volvió a todo el mundo un poco loco, con aquellos extraños trajes y hostiles comportamientos. Pero ahí estabas tú, centinela de la libertad, a pesar de que la gente estaba empezando a olvidar por qué estabas aquí, y te tachaban de servir de símbolo del imperialismo recalcitrante. Si ellos te hubieran visto sonreir con tristeza como yo te ví aquella vez, cuando los héroes volvisteis de quién sabe dónde, en mitad de Japón, sólo, y rechazado por la gente a la que habías salvado tantas veces. Esa es tu triste historia, soldado. Los tiempos han cambiado y tus colores ya no significan lo mismo que aquella primera vez que los vestiste.
Toda aquella locura nos ha traído hasta donde estamos. Enfrentado a tu viejo compañero de armas por una ley que choca frontalmente con todo lo que siempre que has defendido derramando tu propia sangre. Sabías de sobra, Steve, que el Acta es una medida desesperada en un tiempo de terror. Que los que la apoyaban sólo querían defender a sus familias de la mejor manera posible. Pero la mejor manera posible no pasa por perder tu don más preciado, tu libertad. Por eso luchaste, para que el pueblo se diera cuenta de que no hay que ceder ni un solo milímetro al miedo…pero no pudiste con ellos. Los tiempos han cambiado, capitán, y la gente ya no está tan dispuesta a luchar.
Ha sido en este, tu momento de mayor flaqueza, cuando tus enemigos han aprovechado para quitarte la vida. Como cobardes, con una bala y desde lejos. Manipulando a la gente que más querías, para que tu muerte duela aún más a los que te habían querido tanto.
Descansa en paz viejo soldado.