lunes, marzo 02, 2009

Papa entiende lo

Acabo de leer en zona negativa la anécdota mas grandiosa que ha llegado a mi hasta el momento, el amigo Iván Martínez Hulin cita así:
A título personal, si me lo permitís, os contaré una anécdota. Corrían los últimos años de la década de los ochenta. Uno era por aquél entonces pequeño en tamaño, pero grande en lo que a afición a los cómics se refería y solía recorrer las viejas tiendas de segunda mano de su ciudad en busca de lectura algo más económica para el bolsillo de un chaval.
En una de ellas, mis ojos fueron a posarse en una atractiva portada del Hombre-Araña de cuyas andanzas sólo conocía por la editorial Bruguera, responsable de editar en España su revista semanal. Estaba en inglés. Ajado, pero bien conservado. Aquello hizo saltar mi sentido arácnido. No entendía demasiado del idioma en aquellos años, pero ¡repámpanos!, alguien había cruzado medio mundo con aquél ejemplar bajo el brazo para después ir a venderlo en una tienda de segunda mano de una ciudad costera del sur de España. También aquello tenía su magia. Así que me lo compré por la módica cantidad de ochenta pesetas de la época.
Llegué a mi casa y devoré cada viñeta –los dibujos, claro está, las palabras seguirían escapándoseme por unos cuántos años más–. Se trataba de un Spider-Man estilizado que apenas acababa de comenzar su –posteriormente– prolífica carrera contra el crimen.
Los días fueron pasando y el atractivo del cómic se fue diluyendo con el de otros, como los números de Crisis en las Tierras Infinitas, o la excelente serie de los Micronautas dibujada por Michael Golden y con la presencia de estrellas invitadas como Los 4 Fantásticos. Hasta que un día, mi padre, fiel lector de diarios, me advirtió de una breve noticia que aparecía en el periódico. El número 15 de Amazing Fantasy se cotizaba a 5.000 dólares, cuando el dólar era la moneda robusta de antaño. Mis ojos relampaguearon al reconocer la portada de cómic que, tiempo atrás, había adquirido en la caduca tienda de segunda mano. ¡No me lo podía creer! ¡Yo tenía un ejemplar de aquella revista!
Desgraciadamente, lo que fácil llega, fácil se va. Y aquél mítico cómic que habían rozado la yema de mis dedos, había partido con destino indeterminado confundido entre periódicos, revistas y otros cuántos papeles más.
Seguramente, no me habría desprendido de él, ni siquiera por aquella suma, salvo que el dinero me hubiera hecho falta de manear imprescindible o mi padre me hubiera amenazado con venderme a un mercader de esclavos. Pero, nunca tuve oportunidad de descubrir si me habría dejado tentar o no por el vil metal. Ahora, viendo que en la misma web donde se subasta el primer número de Action Comics, su valor alcanzó los 42.700 dólares, me pregunto qué habría sucedido si hubiera sido ligeramente más ordenado en mis años de infancia.
Lo que es seguro, es que siempre conservaré en la memoria aquellas páginas y el buen sabor de boca que me dejó haber acariciado la primera aparición de Spider-man con mis manos infantiles.
¿Qué queréis que os diga? Uno es un romántico incurable.

Esto mismo se lo digo a mi padre siempre, quien sabe lo que valdrán en el futuro, yo creo que tendré una fortuna pues los mantengo bien guardados y con sus fundas pero a menos que necesite el dinero urgentemente (Para sacar a mi Silvia de la cárcel por ejemplo(Sabes que es broma cariño)) no los pienso vender y espero que mi padre deje de decirme que es gasto inútil.

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